lunes, 27 de abril de 2015

3. Exterios de la iglesia. Día


2. Títulos de crédito


1. Interior de una modesta iglesia de pueblo. Tarde noche.

Un CURA de unos 45 años oficia una misa. Lo hace sin alegría. Está en el prefacio (oración de acción de gracias y alabanza a Dios).
La iglesia es bonita pero muy poco ornamentada. En ella solo hay cinco personas además del sacerdote. Tres de ellas son mujeres que rozan la edad de la jubilación y que está sentadas juntas en la quinta fila. Las otras dos son una mujer de unos cincuenta años (ANA) junto a un niño que no pasa de seis años (INO).
Terminado el prefacio, el niño hace un globo con el chicle que tiene en la boca y es reprendido por la mujer que está junto a él al tiempo que distrae al sacerdote en la epíclesis.
Estando el cura con las manos extendidas sobre el pan y el vino, se abre la puerta de la iglesia. Se abre con mucha fuerza, sin ningún cuidado por evitar ruidos ni corrientes de aire.
En la puerta aparece un hombre de unos 60 años. Viste muy abrigado, en comparación con cómo visten los demás y su forma de hacerlo recuerda a un CACIQUE. Está acompañado por dos personas algo más jóvenes que él.
 El cura intenta seguir con la misa, tras la interrupción del CAQUIQUE. Pero las tres mujeres que estaban sentadas en la quinta fila lo evitan al levantarse y salir por la misma puerta que el CACIQUE ha abierto. El CACIQUE ni mira hacia ellas cuando ellas le sobrepasan y desaparecen de la iglesia.
El CURA sigue con la misa. El CACIQUE se queda mirando fijamente a ANA, que no evita su mirada, aunque no es capaz de mantenerla. Cuando ANA retira su mirada, el CACIQUE la dirige a la del CURA. Este sí la mantiene mientras consagra:

CURA:  ...Dándote asimismo gracias, lo bendijo, y dio a sus discípulos, diciendo: "Tomad y
bebed de él todos. Porque este es el caliz de mi sangre, del nuevo y eterno testamento...". 


Fundido el Negro